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Cocentaina, capital de la comarca del Comtat, celebra sus Fiestas de Moros y Cristianos, en Honor a San Hipólito Mártir, el segundo fin de semana del mes de agosto.
Los actos en Honor a San Hipólito se remontan a principios del siglo XVII, después de la elección del Patrón el 7 de mayo del 1600. Lo que en principio era una festividad puramente religiosa, fue convirtiéndose en una celebración con otros actos, que acercan paulatinamente este evento al que conocemos actualmente por Fiestas de Moros y Cristianos.
Ya a principios del siglo XVIII era el Ayuntamiento quien costeaba los actos a celebrar en honor a San Hipólito, como está escrito en el Libro de clavado del 1711, donde dice "mujer en descarrech que paga al clero de Santa. María de la propia villa 53 libres para la fiesta de San Hipólito ".
Esta celebración de Moros y Cristianos viene celebrándose con certeza desde mitad del siglo XVIII, designándose desde 1766 cada año un Alférez y un Capitán. Al mismo tiempo, en el año 1734 se hace referencia, en el libro de Claver del Archivo Municipal de Cocentaina, de una Compañía de Turcos, designándose con el nombre de turcos lo que después se conocerá, genéricamente, con el nombre de moros.
Aunque los papeles más antiguos nos remontan al siglo XVIII, existen indicios documentados en el Libro de Claver del Archivo Municipal de Cocentaina que indican que en el año 1695 se celebró un Alardo en honor a la Virgen, siendo este un claro antecedente histórico de la celebración festera.
No importa. Cocentaina viene celebrando sus Fiestas de Moros y Cristianos desde hace siglos, siendo ya una tradición arraigada entre los contestanos y contestanas.
A lo largo de su historia, la fiesta contestana ha ido evolucionando. Lo que antiguamente era una celebración sencilla, con el uso de la pólvora como principal y casi único elemento (con la excepción de los años en que su uso estuvo prohibido por decreto de Carlos III), hoy es un evento más completo , donde han ido añadiéndose otros actos que han dado una identidad propia y diferenciadora de los demás pueblos.
Uno de estos actos es la Embajada del Contrabando o "Alijo", que con este nombre aparece en el programa de Fiestas del 1900, donde las filaes Maseros y Contrabandistas mantienen un jocoso diálogo, donde los segundos piden permiso a los primeros para poder entrar en la Villa. Los Maseros en un primer momento se oponen, pero al fin las dos comparsas se unen para enfrentarse a los moros. Es este un acto que se remonta, como mínimo, al año 1864.
Otro acto diferenciador es la Presentación de Armas, que se lleva a cabo el día de San Hipólito, después de la Eucaristía, y que consiste en el desfile de todas del filaes frente a los cuatro cargos: los dos Abanderados y los dos Capitanes ( uno por cada bando).
Podemos citar otro acto que solo se celebra en Cocentaina, como la Embajada de los Tomates, una batalla que cada año enfrenta a las filaes Bequeteros y Caballería Ministerial o "Cavallets". Las dos comparsas luchan únicamente con tomates, teniendo el origen este acto en la no participación en el Alardo de estas dos comparsas, lo que hizo que entre ellas se organizaron su "combate particular". Posteriormente tuvieron también el derecho a ser Abanderado o Capitán (a partir del 1966), como el resto de las filaes. La condición de filaes de caballería ha condicionado, seguramente, su peculiar forma de desfilar, constituyendo un atractivo para el turista que visita el pueblo en Fiestas.
Hay que añadir a este listado de actos propios el de las Guerrillas, que consiste en el uso de arcabucería en la sierra del Castillo, al alba, iniciándose así el día del Alardo, último día de la Trilogía Festera .
Y si los anteriores actos tienen lugar en los días de la Trilogía Festera, esto es, los días de fiestas propiamente dicho, hay otros actos que se celebran desde el siglo XVIII y que completan el calendario festero, como son la Publicación o la ollita de la Purísima.
La Publicación se celebra al menos desde el 1765. Actualmente tiene lugar el último sábado de junio, pero históricamente se celebraba jueves día de la Ascensión de Nuestro Señor. Posteriormente, en 1976 se cambió este acto el domingo más próximo al día de la Ascensión y desde el 1985 se celebra el último sábado del mismo mes. En este acto, un miembro de cada filà forma escuadra con el resto de representantes de las filaes, desfilando una comparsa de cristianos y otra de moros. También, y desde el 1975, se celebra el mismo día la Publicación Infantil. Actualmente es la filà con el cargo de Capitán quien presenta el formador, aparte del miembro de la escuadra. Pero hasta el año 1977 era la figura del "Sargento" quien llevaba el sable, con un vestido diferente a todas las comparsas.
Por su parte, la Olleta de la Purísima es una cena donde se come la olleta contestana, (arroz con judías blancas, costillas de cerdo, tocino y pencas) que cada comparsa celebra el 7 de diciembre en su sede social, víspera de la festividad de la Inmaculada Concepción. Se sabe por tradición popular que en aquella fecha estaba prohibido comer carne, pero los festeros de Cocentaina pudieron comer gracias a una bula papal. A este acto, hay que añadir la tradicional "fuera", una salida que suele alargarse un fin de semana y que se celebra unas semanas después de Fiestas, para septiembre. Así, el espresió "irse de fuera" significa ir a pasar un día o un fin de semana toda la filà a un lugar fuera del pueblo (una casa de campo, una masía, etc).
Actualmente es la Federación Junta de Fiestas de Moros y Cristianos la entidad que regula la participación de las filaes o comparsas. Los orígenes de la normativa festera se remontan, como mínimo, al año 1853, cuando aparece el primer reglamento que marca las normas a cumplir en la Fiesta, con el nombre de "Costumbres y Pautas de Conducta Festeras", y también existe el reglamento interno del año 1887 de una filà desaparecida, los "Caballeros de la Edad Media". Se consolida, pues, en esta centuria la celebración de las Fiestas. Muchas de las Filaes que actualmente participan ya lo hacían en el siglo XIX, como la Manta Roja, Maseros (que en el siglo XIX era conocida con el nombre de Labradores), Lana, Contrabandistas y la Caballería Ministerial. Con el paso de las décadas, fueron apareciendo otros comparsas, ya en el siglo XX, que siguen en la actualidad, como los Kabilenyos (1904), Bereberes Bort (1939), Bequeteros (1941), que tiene sus posibles antecedentes en la Caballería Realista, comparsa que ya participaba en el siglo XIX, Guardia Jalifiana (1941), Mudéjares (1942), y Muladíes (2.008), por el bando moro, y por el cristiano los Cruzados (1952), Almogávares (1954) y Gentiles (1.963 ), herederos de la desaparecida Filà San Hipólito (los colores del diseño de su vestido festero coinciden con el de la imagen del mismo San Hipólito). La fiesta contestana sumó una nueva formación cristiana en 2011, Cavallers de Llúria, y en el 2016 se produjo la refundación de la Filà Contestanos (creada en 1.969) tras su desaparición en el año 2002.
Sin embargo, la historia de las Fiestas de Moros y Cristianos ha visto como algunas filaes dejaron de participar, como es el caso de los Navarros, Tomasinas, Cides, Estudiantes, Marineros, Manta Blanca, Manta Verde, Carpassos, Moros Elegantes, Judíos, y Edetanos, entre otros.
Hablar de las Fiestas de Moros y Cristianos de Cocentaina en el siglo XXI, es hablar también de la participación de la mujer. Históricamente el papel de la mujer en la fiesta ha estado limitado a acompañamiento de boatos, bailes ... En Cocentaina, la participación femenina se hizo más constante con la elección de la Festera Mayor, escogida de entre todas las Damas de Honor de cada filà. Este acto se llevó a cabo desde el año 1971 hasta el 1987. Pero fue a mediados de los años '90 cuando la mujer contestana se ha decidido a participar con la misma condición que los hombres y actualmente hay varias filaes donde el miembro de mujeres es significativo, integrándose de forma progresiva y consensuada a la Fiesta contestana.
La historia de las Fiestas de Moros y Cristianos de Cocentaina también está, inevitablemente ligada a la de su música. Cocentaina es cuna de compossitors que han marcado la historia de la música festera no sólo aquí, sino en las comarcas que nos rodean. Músicos como Manuel Ferrando Gonzales (autor del pasodoble más antiguo conocido hasta ahora para las Fiestas de Moros y Cristianos: "El Moro Guerrero"), Gustavo Pascual Falcó (compositor del pasodoble "Paquito el Chocolatero"), Justo Sansalvador Cortés, Miguel Picó Biosca, Enrique Torró Insa, Enrique Pérez Margarit, José Pérez Vilaplana, José Insa Martínez, José Francisco Molina Pérez, José Vicente Egea Insa, Rafael Lledó García, o autores más jóvenes como Ignacio García Vidal y Francisco Valor Lloréns (el listado es interminable) han contribuido de manera notable a engrosar la Fiesta con sus obras. La participación más antigua, conocida hasta el momento, de una agrupación musical en las Fiestas de Moros y Cristianos de Cocentaina, data del 1766. El Ayuntamiento de la Villa Condal alquila agrupación musical de Albaida el 5 de junio del mismo año.
En resumen, Cocentaina puede presumir de ser uno de los pueblos que ha sido cuna de las Fiestas de Moros y Cristianos, conservando la tradición más antigua con la modernidad del presente, mezclando diversión con seriedad en una justa medida. Unas Fiestas declaradas de Interés Turístico que constituyen un gran activo en la oferta turística contestana. Venir el segundo sábado de agosto es una elección acertada, una alternativa al ya tradicional turismo de sol y playa. Visitar la Villa Condal en Fiestas de Moros y Cristianos es abrir una ventana a la historia, abrir los sentidos a la música (buena música), los imaginativos diseños de Capitanes, Abanderados, escuadras especiales (tradicionalmente conocidas como escuadras "de negros" para llevar sus componentes el rostro pintado). Es sentir la frescura y emotividad de la Primera Diana, el sentimiento religioso en honor a San Hipólito o la intensidad de la arcabucería del Alardo. Y para combatir el calor, el visitante se puede refrescar con la bebida típica contestana del verano: la "mentira" (café-licor barretjat con agua-limón negro, elaborado con azúcar quemado y canela, cosas que lo hacen único ).